Según la normativa española del 14 de octubre de 1997, por la cual se aprueban las normas de seguridad para poder practicar actividades subacuáticas, publicada en el BOE (#280), es necesario hacerse el reconocimiento médico para obtener el certificado de buceo, ya que se busca la seguridad de las personas que deciden practicar dicha actividad, suponiendo el riesgo que enfrentan al estar expuestos a un medio naturalmente hostil para el hombre.
Este reconocimiento médico trata de una serie de exámenes realizados por un médico hiperbárico, siendo obligatorio que posea la titulación emitida por un organismo oficial. Este especialista evaluará las aptitudes visuales, auditivas y psicomotoras de la persona, a través de diferentes pruebas que son necesarias para poder saber si el paciente sufre alteraciones y/o condiciones físicas que le puedan poner en peligro a la hora de practicar submarinismo.
Además, se complementa con test de compresión y test de tolerancia al oxígeno, realizado por un técnico camarista hiperbárico.
Todas aquellas personas que decidan hacer un curso de submarinismo, en todos los niveles o categorías, tanto en el ámbito profesional como deportivo-recreativo, deben presentar el certificado médico para que les sea permitido practicar dicha actividad subacuática.
Haciendo que todas las empresas, clubes de buceo, centros turísticos de buceo y escuelas, se vean obligados en comprobar si la persona tiene la certificación para poderles otorgar la licencia de buceo.
Es una prueba que consiste en observar cómo resiste el tímpano del paciente a los cambios de presión, evaluando la idoneidad del paciente a las inmersiones y si aparecen síntomas compatibles al vértigo (mareo, náuseas, visión borrosa o malestar). Se realiza dentro de una cámara hiperbárica, sometiendo al cuerpo a los mismos cambios de presión a los cuales estará expuesto a la hora de sumergirse y descender en las profundidades del agua.
Esta simulación se lleva a cabo bajo la monitorización de un profesional cualificado, con la titulación de operador de cámara hiperbárica, el cual valorará el estado de la persona al someterla a un cambio de presión relativamente rápida, apreciar si es capaz de compensar bien, e indicando diferentes técnicas para que el sujeto se pueda enfrentar al cambio, como: tragar, bostezar y/o realizar la maniobra de Valsalva.
Es esencial que en todo momento el paciente informe al camarista de cómo se siente, ya que esto ayudará a saber la velocidad a la cual puede y debe bajar a la hora de estar buceando.
Una de cada 100 mil personas es más sensible a la toxicidad del oxígeno; por eso esta prueba, también realizada dentro de la cámara hiperbárica, es más que necesaria.
Consiste en descartar que la persona pertenezca a ese grupo de personas a las cuales les afecta el oxígeno, en un ambiente controlado y con el mínimo riesgo. En todo momento el paciente debe informar al camarista sus síntomas, y hacerle saber si siente: mareos, ganas de vomitar, malestar general, visión de túnel o pérdida de visión.
Se realiza una valoración general donde se hacen una serie de preguntas al paciente, por medio de una guía organizada y objetiva. En este proceso de exploración clínica se identifica personalmente al individuo; y así poder conocer, dolencias y/o enfermedades actuales, antecedentes familiares, ambientales y personales.
Se hace una exploración física y neurológica para poder saber si el paciente sufre alteraciones y/o condiciones físicas que le puedan poner en peligro a la hora de practicar submarinismo.
Indicadores que dan la información sobre el estado fisiológico de un paciente, midiendo la temperatura, la tensión arterial y la saturación de oxígeno basal.
Utilizando un electrocardiógrafo palmar se monitoriza el estado cardíaco de la persona, para descartar cualquier enfermedad cardiovascular que pueda indicar un riesgo al practicar actividades subacuáticas.
También se inspeccionan los oídos, con una prueba otorrinolaringológica, para medir la impedancia, que quiere decir, la respuesta del oído medio al estímulo sonoro, así como la movilidad e integridad de la membrana timpánica.
Al finalizar las pruebas, y al comprobar si la persona es apta para ejercer la práctica del buceo, se le hace entrega de su certificado médico, firmado por el médico hiperbárico.
Este reconocimiento debe figurar en la libreta de actividades subacuáticas que disponga cada persona.
En Fisiobárica disponemos del equipo y los profesionales necesarios para ofrecer el reconocimiento médico a todos aquellos buceadores que necesiten evaluar sus facultades y/o aptitudes físicas para poder practicar submarinismo.
También contamos con convenios con distintas escuelas en la ciudad de Madrid, infórmate con nosotros si tu escuela es una de ellas.
Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.
ACEPTAR